El diamante

Existe un breve, pero bellísimo cuento clásico Hindú que me encanta y que descubrí hace poco en uno de los retiros de Tai Chi de Isabel Fominaya (Blog de Tai Chi, Chi Kung y relación), nos enseña a poner el corazón en las personas y no en las cosas, nos enseña qué significa el desprendimiento, se titula "El diamante" y dice así:
  
Una vez, un peregrino se quedó en un bosque muy cerca de un pueblo y acampó debajo de un árbol para pasar la noche.

Era una noche oscura, sin estrellas ni luna y oyó una voz que gritaba:
   
-“¡La piedra, la piedra! Dame la piedra preciosa peregrino”- dijo un mercader.
    El viejo peregrino se levantó y se acercó al hombre que gritaba y le dijo:
    -“¿Qué piedra deseas hermano?”
    El mercader le respondió:
    -“La noche pasada tuve un sueño en que el señor Shiva me decía que si venía aquí esta noche, encontraría un peregrino que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”.
    El peregrino fue a buscar su bolsa y le dio la piedra diciéndole:
    -“La encontré en el bosque cerca del río, puedes quedártela”.
    El mercader cogió la piedra y se marchó a su casa. Una vez en su hogar abrió la mano y… ¡oh! ¡qué sorpresa! Era un diamante. No pudo dormir lo que quedaba de noche, daba tantas vueltas a la cama como en su cabeza. Se levantó al amanecer, volvió al lugar donde había dejado al peregrino y le dijo:
    -“Dame, por favor, algo de mayor valor, dame la fuerza que te ha permitido desprenderte de esta riqueza con tanta facilidad”.



El valor del desprendimiento nos enseñará a poner el corazón en las personas, y no en las cosas materiales. Consiste en saber utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos y, si es necesario, ponerlos al servicio de los demás.
El desprendimiento como valor se origina al reconocer que todos tenemos necesidades y en algunos casos encontramos personas con carencias. En cualquier situación debemos superar nuestro egoísmo e indiferencia para colaborar en el bienestar de los demás, no importa si es mucho o poco lo que hacemos y aportamos, lo importante es tener la conciencia de ofrecer algo, de aportar. En la generosidad que requiere el desprendimiento no cabe el ofrecer algo que nos sobra.


Realmente, la verdadera riqueza está en compartir lo que tenemos y no en acumular cosas.

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