El sueño de Maya

En el palacio del rey Suddhoana todo el mundo estaba muy contento. No hacía muchos días que al amanecer pasaron volando por encima del palacio unos cisnes preciosos, y la gente supo que pasaría algo extremadamente hermoso y especial, porque en la naturaleza aparecieron otros signos de augurio. Por ello, los sabios del país profetizaron al rey que tendría un hijo muy genuino. Los ojos de la reina maya, redondos y preciosos, con la forma de la flor de loto y con unas pestañas larguísimas, se iluminaron de alegría. ¿Y cuáles eran estos signos tan especiales de la naturaleza que hicieron que el rey, la reina y sus súbditos se preguntaran qué iba a suceder? Pues aquí los tenéis. Todas las flores del jardín del palacio real se llenaron de brotes y capullos, a pesar de que aún no había llegado la época de la floración. Y todos los insectos, las arañas y las lombrices se fueron del palacio. Vinieron muchos pájaros, con una voz bellísima, de las montañas del Himalaya, y, aunque no era la ...